10.7.07

Diez años sin Miguel Angel Blanco


Hace hoy diez años que te secuestraron, Miguel Angel. Hace diez años que supe de tí. Hace diez años que empecé a llorar por tí. Y nunca llegué a conocerte. Ni yo ni otros millones de españoles que también te hemos llorado.


¿Por qué lloras a alguien a quien no conoces? Quizá me hubieras caído mal, o no me serías simpático, o no hubiéramos congeniado. ¿Por qué entonces hace diez años condicionaste mi vida y hoy aún te recuerdo?


Hace diez años yo me iba a pasar un fin de semana a la playa con la que era mi novia y luego sería mi esposa y ahora es mi mejor amiga. Éramos jóvenes y teníamos todo un fin de semana por delante, para disfrutar de la playa, de la mutua compañía, de nuestro amor y nuestra juventud, y además en la casa de la playa no había tele que nos molestara.


Pero todo cambió cuando supimos que te habían secuestrado y que te daban 48 horas de plazo para matarte. Porque estaba claro qué era lo que te iba a pasar. Ese fin de semana no fue en absoluto el que habíamos imaginado.


Cogimos la tele pequeña que tenía yo en mi dormitorio y nos la llevamos a la playa para estar atentos a las noticias. No bajamos a bañarnos, estuvimos todo el viernes y todo el sábado pendientes de unos canales que cambiaron sus logos por lazos azules. Recuerdo que mi novia y yo nos abrazamos cuando interrumpieron la emisión para anunciar que te habían encontrado, que te habían disparado pero que seguías vivo.


La esperanza dicen que nunca se pierde y nosotros rezamos para que tus crueles captores, en su chapucero y ruín proceder, no hubieran conseguido acabar contigo. No pudo ser.


Creímos que España cambiaría después de esos días, y lo hizo aunque luego muchas aguas vuelven a sus antiguos cauces. Por desgracia.


Miles de vascos salieron a la calle con la valentía que nace del dolor, de la rabia, de la impotencia. En el resto de España fueron millones los que salieron a gritar basta ya, con las manos blancas en alto, ofreciendo sus nucas. Algunas herriko tabernas fueron atacadas, quizá por primera vez los asesinos y sus compinches atisbaron lo que era tener miedo.


Las calles de Ermua no tenían capacidad para más gente ese fin de semana. Los gritos de ánimo a tu familia, a tus padres y tu hermana y tu novia, destrozados, desconsolados, dejaban paso en ocasiones a un silencio sepulcral que a través de la televisión ponía los pelos de punta.


La noche del sábado en una cadena emitieron unas imagenes cuyo recuerdo hoy, diez años después, me sigue emocionando.


La Ertzaintza va siempre encapuchada... por seguridad... por seguridad PARA ELLOS. Si se les viera la cara alguien podría reconocerlos y delatarles ante los asesinos. Esa noche tuvieron que proteger comercios y viviendas de los cercanos a los asesinos. Tuvieron que ponerse delante de los vascos de bien para que no incurrieran en la maldita violencia. En un momento dado una mujer comenzó a tranquilizarse, a decirle a los demás que pararan y que no se enfrentaran a la policía porque los ertzainas sólo hacían su trabajo. Se dirigió a un integrante de la policía autonómica vasca y le dirigió palabras de ánimo, de agradecimiento. Le abrazó.


Otros comenzaron a hacer lo mismo. De repente los representantes de la Ertzaintza, que casi siempre eran recibidos cuando actuaban con la violencia irracional de los afines al terror, eran abrazados por la gente de la calle en lugar de ser apedreados. Ese día muchos comprendieron que sólo hay dos bandos, los asesinos y las víctimas, y que nosotros somos más y que muchos llevan años luchando y no han recibido suficientes palabras de ánimo.


Un ertzaina se quitó el pasamontañas. Estaba llorando. La gente lo abrazaba y el los abrazaba. Sus compañeros hicieron lo mismo y en aquella calle oscura de Euskadi las lágrimas y el dolor unieron en abrazos a los vascos de bien.


Tu muerte, Miguel Angel, te privó de mucho, de muchísimo. Ese verano te ibas a casar, tenías toda la vida por delante, sueños, planes, ilusiones, tuyos y de los que te rodeaban. Pero la tuya no fue una muerte más, ni fue inútil.


Tu vil y sanguinario tormento y tu chapucero y doloroso asesinato sacaron a millones de personas a las calles en toda España, a llorar y a decir BASTA YA. Otros muchos millones lo hicimos en casa pero luego en nuestra vida lo hemos seguido diciendo. Nació algo llamado "Espíritu de Ermua" que aunque últimamente parece algo debilitado muchos no lo dejamos desaparecer.


Miguel Angel, tu muerte sirvió para que muchos se dieran cuenta de que ETA iba a por todos nosotros y que ya no se "limitaba" a Guardias Civiles, Policías y Militares, que por lo visto muchos pensaban que "lo llevaban en el sueldo", igual que un político lleva en el sueldo que le den besos en los mítines.


Desde hace diez años los terroristas y sus cómplices se dieron cuenta de que hacen más ruído, pero son menos, muchos menos. Ellos derraman sangre, lo que debilita y mata, pero con las lágrimas que derramamos entonces y posteriormente por tí lo que sucede es que nos fortalecemos.


Todos los días paso por un jardín que lleva tu nombre, junto a mi casa. Desde mi ventana puedo ver como los niños juegan detrás de una placa que lleva tu nombre. Espero que de vez en cuando alguno de esos niños le pregunte a sus padres quien era ese tal Miguel Angel Blanco, espero que sus padres puedan explicarselo aunque se les haga un nudo en la garganta, y deseo que ese niño sepa que podemos hacer muchas cosas en la vida, que podemos cambiar las cosas en este mundo, pero que sobre todo no hace falta que nadie muera para que ello suceda.


Aquí hay más información.

5 comentarios:

Tigretón dijo...

Hay hechos en la vida, en la Historia, como éste en que curiosamente todo el mundo recuerda lo que estaba haciendo en aquellos momentos.

En mi caso, era opositor de la "madre de todas las oposiciones" (Notarías, como la definió un excompañero). Recuerdo enterarme del secuestro y manifestarme el primer día con un amigo (no muy convencido de la fuerza de esos actos) en la puerta de mi Ayuntamiento por la liberación del concejal de Ermua.

Y aquél sábado, viendo la manifestación de Bilbao, y por la tarde en que no pude estudiar prácticamente nada, viendo como se acababa el maldito plazo,no me concentraba en absoluto(yo que presumía de eso). Como entró mi madre a la habitación para darme la noticia de que le habían encontrado con hilillo aún de vida, pero yo ya presentí todo, cuando oí los pasos por el pasillo, realmente estaba con la mente y el oído intentando saber que pasaba, me importaban poco aquellos apuntes subrayados de fosforito. Por supuesto que a partir de entonces ni apuntes ni nada, confieso que me entró una inmensa pena, que se me saltaron las lágrimas incluso, más cuando me acerqué a ver la tele y ví al pueblo de Ermua gritando con rabia al conocer la noticia de que habían encontrado a Miguel Ángel (sin conocerlo y todos le llamamos por su nombre propio) prácticamente muerto. Recuerdo que me emocioné especialmente posteriormente también con la escena que dices de los ertzainas cuando se quitaron los pasamontañas, y la gente (especialmente una señora fue la primera) les abrazaba y ellos lloraban.

Recuerdo la millonaria manifestación de Madrid, con alguna pancarta como la que decía: "Políticos, ahora o nunca", y aquél "a por ellos, con la paz y la palabra" del manifiesto leído por Victoria Prego, el paso del lazo azul al negro (colocado incluso en todos los periódicos y logos de las cadenas de tv), aquella Puerta del Sol que quedó como símbolo de aquella auténtica Revolución (con aquel cartel lleno de mensajes y los jóvenes que no querían irse de allí), y el renacer de la canción "Libertad sin ira", que cobró un nuevo sentido... Y tantas cosas, imágenes, sonidos, vivencias, que vivimos aquellos días de Julio...

Antonio Rentero dijo...

La auténtica lástima es que algunos se empeñen en olvidar...

Y sí, definitivamente los acontecimientos auténticamente históricos son los que nos remiten a "donde estaba yo cuando...".

En mi caso quedan para ese recuerdo, además, la muerte de Franco, el 23-F, Chernobyl (fue el día del cumple de mi padre), la caida del Muro de Berlín, (fue el día de mi cumple),los JJ.OO. de Barcelona, el día que Ricardo García Damborenea dió la rueda de prensa tras salir de declarar en la Audiencia Nacional en la que confesó el meollo del GAL, y por supuesto los terribles 11-S y 11-M.

Jessica dijo...

Holaa! e llegado por casualidad. Bucando unas fotos en google, pero me ha aparecido esta de M.A.Blanco. Yo soy muy joven. Cuando lo asesinaron apenas contaba con uso de razon, pero mis primeros recuerdos comienzan alli. Recuerdo ver las manos blancas sin enterder que hacia esa gente agolpandose en las calles. Recuerdo la angustia de mis padres, recuerdo haber credido con la imagen de un joven vasco q se recordaba siempre qe la muerte actuaba a manos de ETA.
No se porque, pero su asesinato me calo. Su imagen, su historia, me ha marcado por el hecho de conseguir algo tan inospito como hacer que toda una nacion, dividida, saliera a la calle para gritar por un mismo fin. Creo q si hubieramos juntado todas la lagrimas q cada español ha derramado por Miguel Angel hubieramos podido llenar un oceano.

Mil besos!

Anónimo dijo...

yo soy de panama y me conmovio me entere que murio hasta hoy 24 de enero de 2008 escuche su historia y no me resisti en ponerme triste hasta el punto ene el que me meti en paginas de internet a rebisar sobre lo ocurrido no sabia de la historia de el lo siento fuerza a sus familiares

Antonio Rentero dijo...

Chowan, ∫эЅšψ, gracias por recordar a Miguel Angel, gracias por vuestras palabras pero sobre todo gracias por ese ánimo que nunca debe desaparecer para que nunca olvidemos las terribles heridas que el terrorismo salvaje de ETA ha dejado en España.